El cardo mariano, conocido científicamente como Silybum marianum, es una planta con un simbolismo profundo y una gran tradición de uso en el ámbito de la naturopatía, especialmente en lo que respecta al bienestar hepático y la desintoxicación, ideal para después de los excesos de las fiestas navideñas. Sin embargo, su presencia en la naturaleza también nos invita a reflexionar sobre la energía de protección y renovación que esta planta representa. Si te has encontrado con cardos durante tus paseos, esto podría ser una señal de que estás rodeada de una energía protectora que te ayuda a liberar y renovar tu ser.
El cardo mariano tiene una raíz legendaria y simbólica. La historia cuenta que, durante la huida de la Sagrada Familia a Egipto, la Virgen María se escondió junto a esta planta para amamantar al niño Jesús. Según la leyenda, unas gotas de su leche cayeron sobre las hojas del cardo, dejando manchas blancas que caracterizan a la planta. De ahí viene el nombre mariano, en honor a la Virgen María.
Propiedades del Cardo Mariano en la Naturopatía
La principal razón por la que el cardo mariano se utiliza es por su capacidad para proteger y regenerar el hígado, gracias a su principio activo: la silimarina. Este complejo de flavonoides ayuda a que el hígado procese y elimine toxinas, promoviendo la regeneración de células hepáticas dañadas y protegiendo el organismo del daño oxidativo.
Algunas de sus propiedades más valoradas incluyen:
Protección y regeneración hepática: Es comúnmente utilizado en periodos de desintoxicación y limpieza.
Acción antioxidante: Ayuda a combatir el estrés oxidativo, cuidando el hígado y el organismo en general.
Apoyo digestivo: Favorece la digestión y ayuda a equilibrar el sistema digestivo.
Equilibrio hormonal: Un hígado saludable puede influir positivamente en el balance hormonal.
Propiedades antiinflamatorias: Contribuye a reducir la inflamación y a calmar el sistema digestivo.
Cómo Usarlo en el Día a Día
Puedes aprovechar los beneficios del cardo mariano en varias formas, dependiendo de tus necesidades:
Infusión: Pon una cucharadita de semillas y déjalas hervir unos minutos y luego déjalas infusionar al menos 5 minutos y luego cuela.
Cápsulas o comprimidos: Una opción concentrada y práctica para una dosis controlada.
Extracto: Añade unas 20-25 gotas en agua para aprovechar su efecto.
Precauciones en su Uso
El cardo mariano es generalmente seguro en infusión sino se abusa, pero es recomendable tomar precauciones, especialmente en casos de embarazo y lactancia, alergias a la familia Asteraceae, y personas que toman medicamentos hepáticos o anticoagulantes. Consulta siempre a un profesional de la salud en estas circunstancias.
Si ves que vas demasiado al baño, o empiezas a ir muy suelto, deja de consumirlo o reduce las dosis. Para el día a día te recomiendo una planta más suave, como diente de león, y dejar el cardo mariano para cuando necesites depurar, por ejemplo después de las fiestas.
El Simbolismo del Cardo: Protección y Renovación
Cuando salimos a pasear y nos encontramos rodeados de cardos, es como si la naturaleza nos estuviera ofreciendo un mensaje de fuerza y protección. En muchos sistemas de simbolismo natural, los cardos representan la capacidad de protegerse y la resistencia ante las adversidades, gracias a sus espinas y su resistencia en terrenos áridos. Su presencia nos recuerda que podemos estar en un proceso de renovación, soltando lo que ya no nos sirve para dejar entrar una energía más pura y revitalizante.
En términos energéticos, el cardo actúa como una barrera contra influencias densas o tóxicas, ayudándonos a limpiar aquello que nos impide avanzar o nos agota. Encontrarse con muchos cardos puede simbolizar la necesidad de protegernos de energías negativas o de situaciones que estén drenando nuestra vitalidad. Además, al ser una planta que florece en terrenos difíciles, el cardo también representa el poder de encontrar belleza, renovación y fortaleza incluso en las circunstancias más desafiantes.
Conexión con la Naturaleza y la Energía del Cardo
La próxima vez que salgas a caminar y te cruces con un cardo, tómate un momento para detenerte y observarlo. Visualiza cómo esta planta, tan resistente y protectora, te envuelve con su energía. Quizás en ese momento puedas tomarlo como un recordatorio de que tú también puedes proteger tu espacio, cuidar de tu bienestar y permitirte florecer incluso en medio de los desafíos.
El cardo mariano, además de ser un gran aliado para nuestro cuerpo, nos recuerda que la renovación siempre es posible, y que, al soltar lo que nos pesa, podemos abrirnos a una energía más ligera y equilibrada. No olvides dar las gracias.
Si quieres aprender a conectar con las plantas, te aviso del próximo grupo.
Sabela Bernárdez, naturópata
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